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"El equilibrio es fundamental"

Desde la sorpresa de su medalla olímpica en 2018, Hanna Öberg se ha impuesto como una de las grandes referencias femeninas en biatlón. Biatleta completa, alabada por su templanza ante los objetivos, tiene un talento propio de los Grandes: superarse en las citas importantes. Tres veces 4.ª en la clasificación general de la Copa del Mundo de biatlón, la sueca tiene ahora un sueño de cristal.

Los JJ. OO. de PyeongChang, reveladores

14 de febrero de 2018, Pyeongchang (Corea del Sur). Hanna Öberg se convierte en campeona olímpica de biatlón en la prueba individual. Con un 20/20 en tiro, por delante de las líderes Anastasia Kuzmina y Laura Dahlmeier, hace una carrera magistral y se revela ante los aficionados al biatlón. Es su primer podio al más alto nivel, su primera victoria. Con tres puestos de honor en los otros formatos de carreras individuales y una medalla de plata en relevos, esta quincena coreana la propulsará a lo alto de la jerarquía mundial.

Para cualquier atleta, una medalla olímpica es el summum, su objetivo último. Aunque es indudable la importancia de su título (conocerá de nuevo la gloria olímpica en Pekín, en 2022, con su hermana Elvira y sus compañeras del equipo femenino de relevos), su mejor recuerdo lo recogerá un año más tarde en Östersund, en la Copa del Mundo. En marzo de 2019, ante su público, echa el resto (ella misma dice que es cabezota) y se alza como campeona del mundo. De nuevo en individual. De nuevo sin ningún fallo en tiro. Es la primera biatleta femenina en conseguir ese doblete. ¡Transformó la sorpresa en consagración!

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La apuesta por la serenidad para ganar

Aunque desde entonces ha ganado en los demás formatos de carreras, la atleta de Kiruna, en la Laponia sueca, se hace un nombre en la especialidad individual. Formato original de la disciplina, temido por algunos atletas —normal, con 15 km de esquí para las mujeres, 20 km para los hombres, 4 tiros y 1 minuto de penalización por cada objetivo no alcanzado—, se dice que consagra a los biatletas más completos. ¡Hanna Öberg lo confirma! Tenaz sobre los esquís, se distingue sobre todo por su tranquilidad en la plataforma de tiro, su capacidad para encadenar las balas, controlando en todo momento. De hecho, eso es lo que le envidia su hermana pequeña Elvira, también biatleta Julbo.

Para poder gestionar sus emociones, Hanna Öberg, que nunca viaja sin su esterilla de yoga, hace tiempo que integró la meditación consciente en su entrenamiento. Concentrarse en el ahora, escuchar sus sensaciones, pensar las cosas una tras otra... es algo que le gusta a la sueca en su vida de deportista de alto nivel: «Me gusta la parte repetitiva, el concepto «dormir, comer, entrenar y volver a empezar». Una forma de ordenar las cosas con un único objetivo: ¡dar lo mejor de sí misma y ganar!

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