Yannick Seigneur (1941-2001) -
Un asesor técnico en la cima desde el principio
Yannick Seigneur, el primer francés en escalar tres “8000” (cimas de más de 8000 metros de altitud), es considerado uno de los guías más dotados de su generación. Al comienzo de su carrera, se cruzó con cierto Lionel Terray, quien lo ayudó a despegar.

La infancia de Yannick transcurrió entre París, donde trabajaban sus padres, y Megève, donde vivían sus abuelos agricultores. Aprendía a cuidar ovejas durante sus estancias en Alta Saboya. Luego se trasladó a Lyon para continuar sus estudios en el INSA con el objetivo de convertirse en ingeniero.
En esa época descubrió la escalada durante fines de semana sobre las rocas y acantilados del Vercors y de la Chartreuse. Las escapadas estudiantiles le dieron el gusto por la montaña. Contra la opinión de sus padres, decidió, en paralelo, seguir la formación de guía. Las presiones familiares y el hecho de saber que no se ganaba bien la vida con ese oficio le hicieron dudar en dedicarse por completo a la montaña.
Comenzó su carrera como ingeniero en Pomagalski y Rossignol — observarás que probablemente no eligió estas empresas por casualidad. A pesar de ello, aún dudaba entre las dos profesiones. Finalmente se independizó en 1965 y dejó las oficinas, aunque mantuvo un pie en el diseño al convertirse en asesor técnico para varias marcas. Fue ahí donde nuestros caminos se cruzaron.

Para Julbo, Yannick fue un desarrollador y probador de primera elección. Escaló el Makalu en 1971 por el pilar oeste, realizando una primera ascensión, que sin duda es una de sus mayores hazañas. Volvería muchas veces al Himalaya para dirigir expediciones. Entre otras, alcanzó la cima del Everest en 1980.
Pero lo que interesaba a Yannick, y lo que lo hacía singular, era el estilo alpino que se imponía y la dificultad de las rutas que elegía. No se trataba para él de tomar la vía normal ni de hacer una cumbre solo por marcarla en la lista. Eso es lo que se desprende de los testimonios de sus clientes y compañeros de cordada: no quería ser un “guía-taxi”. Yannick llevaba a las personas más allá de su zona de confort y las hacía progresar.
Descrito como alguien libre, independiente, feliz y que se tomaba muy en serio su trabajo, la colaboración con Yannick dio lugar a un “pro model” que puedes ver en estos folletos de la época.


EL MODELO PROFESIONAL YANNICK SEIGNEUR
La forma redonda de los cristales que se veían en la nariz de Lionel Terray fue revisada en favor de un cristal más grande y envolvente. La aparición de un soporte nasal ajustable fue una primicia en la gama de gafas de glaciar de Julbo. Los cristales eran espejados para aumentar la protección, especialmente en casos de fuerte reverberación (nieve, hielo, gran altitud…), y se trabajaron para evitar deformaciones de imagen.
Estas características técnicas pueden parecerte banales hoy, pero en esa época eran bastante novedosas. Hizo falta que los hombres se enfrentaran a las montañas y descubrieran todos los peligros que implicaban para la vista (oftalmía de las nieves, eritropsia, síndrome de white-out) para que comenzáramos a proponer protecciones adaptadas. Y el hecho de haber equipado las mayores expediciones de la época nos ofrecía un retorno de experiencia sobre el terreno de un valor incalculable.

Yannick Seigneur marca, para Julbo, el comienzo de numerosas colaboraciones apasionantes con los atletas...
