Lionel Terray (1921 – 1965)

- Una vida cara a cara con las cumbres -

Hay personas que dejan una huella indeleble en la Historia. Lionel Terray es, sin duda, una de ellas. A pesar de no estar más destinado o predispuesto que otros, se dedicó en cuerpo y alma a la montaña, perfectamente consciente de los riesgos y peligros que entraña una vida así.

Cuando reeditamos las Vermont Classic con motivo del 125º aniversario de la marca, Nicolas Terray nos envió una carta muy emotiva. «Me permito enviarles esta pequeña carta para felicitar a su equipo […] por haber tenido la idea de producir este modelo de referencia de los años 50-60. Recuerdo a mi padre, Lionel Terray, llevando este modelo de gafas en sus múltiples expediciones por todo el mundo.»

Nicolás, que hoy es monitor de esquí y guía de montaña, tenía solo 7 años cuando murió su padre. Hoy nos cuenta que todavía le sorprende la popularidad que alcanzó. «Fui a la Patagonia para ver el Fitz-Roy con mis propios ojos, porque hay que ir para darse cuenta de lo que significa esta proeza y toda esa gente se acordaba de mi padre y de su expedición. Todavía tiene una gran notoriedad; es muy emocionante.»

Y continúa: «Hoy todavía disfruto perpetuando la memoria de mi padre a través de conferencias y encuentros. De hecho, una vez que estuve en el campo base del Annapurna, unos japoneses, al enterarse de quien era mi padre, me enseñaron una versión traducida a su idioma de su autobiografía Los conquistadores de lo inútil. Nunca me hubiera imaginado lo importante que era su historia.»

A través de la novela autobiográfica, que es hoy un clásico de la literatura de montaña, y de nuestras conversaciones con su hijo, hemos querido mejor al hombre que fue Lionel Terray. 

Y esa frase bastó para despertar la curiosidad del joven Lionel. Procedente de una buena familia de Grenoble, sus primeras hazañas en escalada no le llevan exactamente a seguir la vía alpina. Destaca sobre todo en esquí. Como su hermano tenía una salud delicada, la familia se trasladó un tiempo a Chamonix para estar más cerca del sanatorio donde éste recibía sus cuidados. Lionel encadena las competiciones de esquí alpino y trabaja también como monitor de esquí, lo cual le permite ganarse la vida. 

Cuando estalla la segunda guerra mundial, las actividades de ocio se resienten, así como los ingresos de quienes dependen de ellas. En 1941, se incorpora a un servicio civil de vocación militar «Juventud y Montaña», en parte por necesidad, con un mísero salario, pero sobre todo para quedarse cerca de las montañas. Es entonces cuando conoce a Louis Lachenal y Gaston Rébuffat, que se convertirán en grandes compañeros de cordada y junto a los que realizará grandes hazañas. En 1942, la compañía Stéphane (un batallón de infantería alpina tipo comando) recurre a sus servicios.

Con la experiencia adquirida en el ejército al final de la guerra, Lionel encadena con Louis Lachenal numerosos ascensos en los Alpes en tiempo récord, sus hazañas se dan a conocer poco a poco y tras el segundo ascenso de la cara norte del Eigerwand (Alpes suizos) la prensa empieza a interesarse por sus travesías. Instructor en la EMHM (Escuela Militar francesa de Alta Montaña) y en la ENSA (Escuela Nacional francesa de Esquí y Alpinismo) decide convertirse en guía para conseguir su preciada independencia en 1949. 

Copyright: Marcel Ichac - Les conquérants de l'inutile

Copyright: Expedition française à la Cordillera Blance - Les conquérants de l'inutile

A mi padre [...] le oí decir cientos de veces: "Hay que ser muy tonto para deslomarse escalando una montaña, con el peligro de partirse la crisma, cuando ni siquiera hay un billete de 100 francos que puedas llevarte al llegar a la cima."

- Lionel Terray, Los conquistadores de lo inútil

En 1950, gracias a las expediciones nacionales financiadas por el gobierno francés, Lionel se marcha al Himalaya. Junto a Rébuffat y Lachenal, forma parte de la expedición desarrollada con éxito por Maurice Herzog. El objetivo es claro: vencer al primer 8000, y para eso eligen el Annapurna.  Después, Lionel subirá otras cumbres que todavía hoy son famosas y temidas. El Fitz-Roy en Patagonia, el monte Jannu y el Makalu en el Himalaya, el Taulliraju y el Chacraraju en los Andes…

Lionel Terray examinant le Fitz Roy 

Photo de George Strouvé – in Les conquérants de l’inutile

Esta imagen tomada a la vuelta de la expedición al Annapurna dio la vuelta al mundo. (Portada del Paris Match) Su estilo vistiendo no pasaba desapercibido, con su eterna boina roja y sus gafas de sol pegadas a la cabeza o a la nariz: así es como el público general conoce a este alpinista. La herencia que deja es impresionante, podemos apreciar sus talentos como esquiador y escalador en los documentales y películas de montaña como «Etoile du midi» o «La Grande Descente». Esta última película relata la primera bajada esquiando de la cara norte del Mont Blanc en 1952.  

Copyright: Marcel Ichac - Les conquérants de l'inutile

Copyright: Marcel Ichac - Les conquérants de l'inutile

Lionel es también conocido por su generosidad, pues no dudaba en ponerse en peligro para salvar a sus compañeros de cordadas o alpinistas «naufragados», tal como demuestran dos operaciones de gran envergadura en las que participó e incluso organizó en 1957 en el Eiger y el Mont Blanc.

Lionel Terray stürzte am 19. September 1965  am Arêtes du Gerbier im Vercors-Massiv tödlich ab.