
Jérôme, François & Pauline
¿Qué hacen los pilotos de enduro entre competiciones?
Seguramente dirán que descansan, o que entrenan duro...
Eso podría ser una respuesta lógica si Pauline Dieffenthaler, François Bailly-Maître y Jérôme Clementz fueran solo competidores. Pero estos no son solo unos fanáticos del cronómetro entre los más rápidos del planeta, también están impulsados por la pasión, el desafío, la aventura y la naturaleza.
Objetivo: el Monte Elbert, que es la cumbre más alta de Colorado con sus 4.401 m.

Amantes de los retos y con tendencia a conquistar cumbres con su MTB, nuestros tres compañeros parten al asalto del Mt Elbert, después de asegurarse del itinerario y de los permisos necesarios.
BYE-BYE ASPEN
Los tres amigos dejan atrás el decorado hollywoodiense de Aspen con sus jets privados, hoteles de lujo, villas de ensueño, céspedes dignos de campos de golf y restaurantes “vegetarianos o sin gluten”, en dirección primero al “Independence Pass”. Un paso de montaña a 3.687 m que permite descender hacia Twin Lake, el campo base para la ascensión al Mt Elbert. Este paso marca también la separación de las aguas entre el Atlántico y el Pacífico. Desde allí arriba el panorama ya es excepcional, con lagos y bosques en el valle que dan paso a un paisaje alpino por encima de los 3.000 m.

La llegada a Twin Lake marca un cambio en el paisaje americano. Se acabó el lujo de Aspen, se encuentran en la América profunda. Una pequeña gasolinera, un coche de policía falso, una pequeña tienda, piezas de coches desmontados delante de las casas y tres pequeños hoteles. Por supuesto, estos están completos, nuestros aventureros no han reservado nada y se encuentran en la calle, y el próximo pueblo está a 50 km. No es nada práctico sabiendo que la salida para la ascensión está prevista a las 4:30 de la mañana.
Pero no entierren demasiado pronto a nuestros riders, tienen recursos. A pocos kilómetros del pueblo encuentran un “B&B” rústico, que por desgracia también está completo; sí, agosto es temporada alta con el Colorado Trail que atrae a los caminantes que quieren cruzar Colorado de norte a sur. ¿Otra vez fallaron? No, porque con mucha persuasión logran convencer a la propietaria de que aceptarían solo un techo para dormir. En ese momento, ella confiesa tener un dormitorio, pero que los baños no están en funcionamiento. No importa, ya han vivido cosas peores y se lavarán en el río en lugar de bajo una ducha caliente.


Una vez instalados, descubren que su alojamiento parece más un museo que un hotel, con piezas de colección por todas partes. La puesta de sol junto al lago permite una pausa de admiración antes de hacer un torneo de ping-pong para decidir quién dormirá en la cama doble. ¡François gana de calle, habiendo ocultado a sus adversarios que fue jugador de tenis de mesa en su juventud! Una cena en el pueblo mientras planifican la expedición y a la cama, porque el despertador será temprano.
3:50
Suena el despertador, se devora el desayuno mientras se preparan los bocadillos, se verifica el material antes de tomar el vehículo hasta el inicio del sendero y allá van.
4:30
Es noche cerrada en el bosque, como no llevaron luces, recurren al sistema D con linternas atadas al manillar y una linterna frontal para afrontar el inicio de la ascensión.

6:30
La salida es a 3.000 m, en un bosque de álamos, el sendero bordea un arroyo imposible de distinguir en la oscuridad, pero el sonido del agua no engaña. Tras un inicio bastante rodador, el desnivel se vuelve más severo y hay que empujar las bicicletas. En la oscuridad es difícil darse cuenta de la distancia recorrida, con la altitud el ritmo no es rápido pero el avance es constante. El objetivo anunciado es llegar al límite de la flora arbórea para el amanecer, sobre las 6:30.

Tras 90 minutos de marcha, los árboles se vuelven más escasos antes de desaparecer, el lugar ideal para disfrutar del amanecer mientras se come algo. Todos sacan el teléfono para hacer fotos de recuerdo de un amanecer a 3.800 m, se toma un tentempié para recuperar fuerzas antes de la siguiente parte de la ascensión, que sin duda no será más fácil. Efectivamente, con la altitud el oxígeno escasea, la pendiente no afloja y cada paso es un esfuerzo. No es fácil subir a esta altitud a pie, así que imaginen con una bici de 13 kg para transportar. Nadie se queja, todos quieren llegar a la cima, disfrutar de la vista, pero sobre todo bajar el sendero que parece perfecto para las bicis.
9:00
Lo han conseguido, nuestros tres aventureros están en la cima. La vista es panorámica a 360°, con muchas cumbres alrededor. El hecho de dominarlas da una perspectiva magnífica y la vista de los lagos de donde partieron deja entrever un largo descenso y un gran momento de placer. El viento sopla y los grados han bajado mucho, por lo que es difícil quedarse mucho tiempo bajo pena de enfermar o morir congelado (exageramos un poco, claro). No hacía falta más excusas para que montaran en sus bicicletas y se lanzaran a tumba abierta por las laderas del Mt Elbert, satisfechos de haber logrado su loca apuesta y de haber subido sus bicis al techo de Colorado.

Se necesitarán más de 30 minutos de descenso para llegar al coche. Los canchales del principio dan paso a un camino que serpentea por los pastos alpinos antes de llegar a los abetos. A medida que descienden, la vegetación aparece y se vuelve más densa hasta el bosque de álamos que bordea el lago. Los pilotos se calientan rápidamente, el placer es real y todos se sorprenden de que un sendero a esta altitud sea tan propicio para la bici. ¡Es raro en Europa, por encima de 3.000 m, encontrar caminos tan agradables para recorrer en bici!

Chocan los cinco a raudales, una cerveza de recuperación acompañada de una hamburguesa y luego un baño en los ríos de los alrededores, suficiente para terminar el viaje por todo lo alto. El verdadero espíritu del MTB, en cierto modo. El combustible del éxito, ya sea en competición o para una aventura como la que vivieron nuestros riders Julbo, será siempre el placer de lograr lo que se ha emprendido, con una pizca de desafío e incertidumbre para darle sabor a todo.

