Los hermanos que desafían las cumbres

En el pueblecito de la estación Suiza de Zermatt, viven unos hermanos muy especiales. Tres hermanos, tres fenómenos, convertidos en referencias en el mundo de la montaña. Simon, Martin y Samuel destacan en la esfera internacional, cada cual en su estilo y en su disciplina. Encuentro con los hermanos Anthamatten.

«Nuestros padres no son grandes alpinistas pero cuando éramos pequeños nos llevaban a mis hermanos, a mi hermana y a mí a hacer senderismo por el monte los fines de semana. Aunque no fueran marchas complicadas, al final pasábamos largas jornadas», recuerda Samuel, el benjamín de los hermanos Antamatten. Lejos quedan ya los paseos familiares por los caminos de Zermatt. Pero los recuerdos han dejado huella, y el amor por la montaña también. Esas montañas que siguen viendo desde su balcón, su jardín o su habitación.

Enfants

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La más singular de ellas, el Cervino, ya no es solo parte de sus vistas panorámicas. Además, constituye un capítulo de la Historia de su vida. Aunque durante mucho tiempo no le hicieron mucho caso por ser un monte demasiado popular (unos 3000 ascensos al año), el Cervino terminó atrayéndoles. 

Simon y Samuel abrieron en él una vía, en su cara Norte, que ahora lleva su nombre. Unos años más tarde, Samuel bajó esquiando por su cara Este. 

Martin, el tercero, subió por primera vez hace dos años, para celebrar una fiesta en honor a ese famoso pico, «estábamos los tres a la vez en el Cervino, en cordadas distintas. Es uno de los mejores recuerdos que tengo con mis hermanos en el monte».

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A cada cual su huella…

En la familia, están: el mayor, Simón, de 33 años. Intrigado por los escaladores que entrenaban en la pared del monte que había justo detrás de la casa familiar, se lanzó ya de niño a subir por las rocas. Pero la escalada no se practica solo. Necesitaba un compañero de cordada. Samuel, el pequeño, de 30 años, lo recuerda: «¡Necesitaba a alguien que lo sujetara y al final fui yo, el tonto del pequeñajo, el que tuvo que sujetar la cuerda! Así empezó todo.» Su trayectoria le llevó después al campeonato del mundo de escalada sobre hielo. En 2008 ganó este circuito. Y, después, a las cumbres más altas del mundo (El Capitán en EE. UU. , Cerro Torre y Fitzroy en Patagonia, Monte Hunter en Alaska, Bhagirathi 3 en la India y Jasemba en Nepal). Solo o acompañado de su hermano Samuel u otros alpinistas de renombre. Igual que su compatriota, Ueli Steck. Juntos subieron, entre otros, la cara Norte del Tengkangpoche (Nepal). Un ascenso con el que consiguió la mayor distinción de la disciplina: un piolet de oro, en 2009

Su primer compañero de cordada, Samuel, siguió una ruta paralela. Después de subir él también las cascadas de hielo del mundo entero y ganar una prueba a sus 16 años, se dedicó a las laderas nevadas y al esquí freeride. Ya en su primera temporada quedó segundo. 

Por su parte, Martin (32 años) pasa también la mayor parte de su tiempo en la montaña. El más pequeño de los tres, experto en esquí de travesía, cuenta con varios títulos mundiales y una victoria en la Patrulla de los Glaciares, la famosa competición suiza, conocida por ser una de las más difíciles del mundo. El pasado verano también ganó la clasificación general del circuito skyrace, el trail en version XXL.

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...todos por la misma vía


Aunque los hermanos eligieron carreras diferentes, su pasión común sigue siendo la montaña. Una pasión que han querido compartir a través de su trabajo como guías de alta montaña. Entre ellos no hay rivalidad, sino una relación basada en un espíritu de intercambio y puesta en común. «Nuestras relaciones son muy abiertas. Nos empujamos unos a otros en el buen sentido —nos confía Martin.— Es una gran ventaja. Cada uno tiene sus virtudes y sus puntos fuertes en la montaña. Y benefician a los otros dos.» Un espíritu familiar, fundamental para su construcción, que encuentran con cada uno de sus socios. «Es esencial compartir los mismos valores —destaca Martin.— En Julbo, encuentro ese espíritu familiar que nos mueve. Y además tienen esa capacidad para no conformarse y tratar de mejorar siempre… ¡como nosotros!» 

En la mente de los hermanos Anthamatten ya se están gestando nuevos proyectos. Samuel nos avanza alguno: «Nos gustaría esquiar por las laderas del Himalaya. Ya hemos ido en bicicleta de montaña para situar algunas líneas.» Conociéndolos, está claro que los tres hermanitos todavía tienen años por delante para seguir sorprendiéndonos…  

Frères

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