Emilien JACQUELIN
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Ski nordique
Emilien JACQUELIN
Biathlon - 28 years

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"QUIEN LA SIGUE, LA CONSIGUE"

Cuando te gusta el biatlón, te gusta la teatralidad inherente a este deporte, las situaciones que dan la vuelta de repente cuando parecía imposible, los mano a mano en los últimos tiros, las balas disparadas con una frecuencia de vértigo, el juego con el público... ¡Así que seguro que te gusta Emilien Jacquelin!

 

¡Ataque y espectáculo!

El francés se ha curtido en el Vercors, donde el esquí nórdico es una cultura colectiva. Inicialmente estaba destinado a seguir una carrera en esquí de fondo (es campeón de Francia a los 15 años), pero descubre el biatlón junto a sus hermanos. Pésimo tirador, se lanza al reto de invertir esta tendencia. ¡Y parece que lo consigue! Hay que decir que Emilien Jacquelin no es de los que hacen las cosas a medias. Ni en el deporte ni en sus otras pasiones, que son la música o la fotografía.

 

Aquel al que llaman a veces el «Lucky Luke» del biatlón es ofensivo. Un corredor de instinto. No es de extrañar que sus dos formatos de carreras preferidos sean la persecución y la mass start. Ir pegado a los demás, al ataque, le encanta. Para él es una forma de dar rienda suelta a su sentido táctico. No sorprende tampoco que su otra pasión deportiva sea el ciclismo y que sus ídolos se llamen Pantani, Nibali o Pinot. De hecho, para Emilien, rodar es una auténtica necesidad con la que acumula kilómetros durante las preparaciones veraniegas, ya sea en road trip en gravel con sus amigos o en la Étape du Tour.

 

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Todo para ganar

Emilien Jacquelin tampoco oculta su deseo: le gusta ganar, estar en los primeros puestos, tener el control de la carrera. Eso es, sin duda, lo que le permite superarse en las grandes carreras. Como si en estas carreras de un día su cerebro solo dejara hablar a su instinto. La asunción de riesgos se convierte en ingenio, y ya no hay nada que se le resista.

Como en los Campeonatos del Mundo de 2020 en Anthloz-Anterselva. Tras un último tiro y una última vuelta a la pista impresionantes, vence en sprint a uno de los iconos de la disciplina, el noruego Johannes Boe, convirtiéndose en Campeón del Mundo de persecución. Es su primera victoria al más alto nivel, la primera muestra de su impresionante destreza. De hecho, repetirá la proeza el año siguiente, en 2021 en Polkjuka, también en persecución.

Pero cuando pretendes ganar un día el Globo de Cristal en la clasificación general, estas campanadas no bastan. La ecuación no es sencilla, casi corneliana. ¿Cómo se puede ganar regularidad templando tu lado arriesgado? ¿Cómo se puede seguir yendo a por todas controlando más las cosas? Ese es sin duda su mayor reto. El de Villard ha conseguido todo lo demás, ¿por qué iba a resistírsele esto?

 

 

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